Queridos amigos Batoqueros: Les envío algo que escribí sobre las actividades que realizamos en Bariloche, y algunas fotos de barriletes recientes. También quiero aprovechar la ocasión para felicitarlos por la gran cantidad de logros y proyectos de los últimos meses, fruto de tanta dedicación y esfuerzo. Sobre todo, agradecer también todo el apoyo y aliento que me dan, cada vez que viajo a Buenos Aires. Empecé a hacer barriletes en el ´99. ¡Cuántas cosas han pasado desde entonces! A continuación pueden leer sobre una experiencia que llevamos adelante acá en el sur...
Barriletes en Grupo Encuentro
Desde el 2000, dicto talleres de barriletes en Grupo Encuentro, una asociación civil dedicada a chicos y jóvenes en la calle o en situación de riesgo. Les cuento cómo funciona esto hoy en día.
Actualmente, estoy trabajando con un grupo de alrededor de quince chicos, de 7 a 14 años, en el turno tarde. Debido a que trabajamos dos veces por semana durante varios meses del año, excluyendo el invierno, podemos abordar modelos de barriletes que requieren cierto trabajo de confección, y tiempo para la decoración. Algunos chicos vienen al taller desde hace tres o cuatro años, así que han acumulado bastante experiencia. Se han hecho trineos, deltas, rombos, diamantes, cuadrados, hexágonos, octágonos, estrellas, peces, serpientes, pulpos, cajones, cajones con alas, barcos..., y un arco de eddys que actualmente tiene unos cuarenta barriletes. También hacemos "juegos de viento": molinos, mensajeros, paracaídas, mangas de viento y móviles, para mencionar algunos.
Me gustaría compartir algunas cosas que han ido mejorando desde que comenzamos siete años atrás, así como dificultades y obstáculos que aún aparecen. Dentro de un contexto de pobreza, con todo lo que esto encierra, ha mejorado mucho la constancia en la asistencia al taller, lo cual permite afianzar la relación con los chicos, y llevar a buen término los trabajos. Seguramente esto se debe a una conjunción de factores, pero ofrecer barriletes es una excelente manera de despertar entusiasmo, motivación y ganas de hacer. Otro aspecto positivo es la paulatina mejoría en las habilidades manuales y el uso correcto de herramientas y útiles. Los chicos realizan por sí solos tareas que antes resultaban complicadas, especialmente la colocación de tiros y el enmarcado de formas geométricas. Se desenvuelven con seguridad e independencia, y si se equivocan, pueden, en general, recurrir a la paciencia, y rehacer su trabajo o corregirlo. Este aspecto de tolerancia frente al error no es fácil (¡para nadie!), y hay chicos que al principio, destruyen muy enojados su producción porque les parece que está mal hecho o "feo", o lo dejan por la mitad. De a poco se va incorporando la posibilidad de arreglar, mejorar, probar otra vez...
A través de trabajos de pintura y dibujo, de a poco se ha ido estimulando la creatividad artística, que se refleja luego en el decorado de los barriletes. A veces los barriletes se realizan en pares o grupos, favoreciendo el trabajo en equipo, y algunos de los chicos grandes, que trabajan más rápidamente, dan una mano con los nuevos o los más chicos. Hoy en día puedo contar con esta valiosa ayuda, junto con la de dos jóvenes educadoras de Grupo Encuentro, que realizan la tarea de auxiliares. Como saben quienes dictan talleres, son tantos los detalles que hay que atender, que a veces no hay manos que alcancen.
A fin de motivar a la clase, y crear un clima de concentración, suelo comenzar el taller con la narración de un cuento, en lo posible, relacionado con el modelo de barrilete que vamos a realizar, o con el tema del viento, la ecología y la naturaleza. Por ejemplo, antes de confeccionar barcos, leímos acerca del Caleuche, un legendario barco fantasma proveniente de la isla de Chiloé. Las leyendas de El lucero del alba y Las siete hermanas (Las pléyades) de pueblos de indios norteamericanos fueron el primer paso para confeccionar estrellas. Otros cuentos utilizados fueron La mujer y el gigante, una leyenda esquimal sobre el origen de los vientos, y Lucía Centeno (deidad de la tierra), una hermosa historia sobre el cuidado del medio ambiente proveniente de Méjico, que fue disparador para realizar un barrilete oriental con forma de pez.
Nuestro lugar de remonte está atrás de Grupo Encuentro. Antes había un asentamiento llamado La Lomita, de casillas muy precarias, sin ningún tipo de servicios básicos ni sanitarios. Hace poco, el Municipio ubicó a esta gente en otros barrios, se desmanteló el caserío, y ha quedado un espacio muy amplio y libre, que se ha nivelado en parte para una cancha de fútbol, donde podemos remontar de manera más segura. Es maravilloso poder contar con todo este espacio tan cerca de nuestra sede.
El taller se ha sostenido económicamente con algunos subsidios (Fundación Antorchas, Ministerio de Desarrollo Social, etc.) y con donaciones. También hemos vendido barriletes artesanales de papel, confeccionados por adolescentes y adultos jóvenes, guardando una parte de los ingresos para el taller. De cualquier manera, los costos de mantener un taller funcionando son altos, y siempre hay que prever formas de sostenerlo.
Para finalizar, espero que esta experiencia resulte de interés para quienes trabajan con chicos tanto en ámbitos formales, como en situaciones de educación no formal. Las posibilidades que encierran los barriletes son muy ricas y amplias, y hay muchísimo para investigar y crear. Desde ya quedo a disposición para seguir charlando sobre el tema y compartiendo experiencias.
Saludos cordiales y buenos deseos,
Diana