La locura por los barriletes comenzó de chico volando con caña y papel en los fondos del amado Club Lanús. Luego de varias décadas con la excusa de mi hijo me compre un barrilete pulpo de AV, de ahí comencé a conocer a toda la gente copada de la asociación y no he parado. Debo agradecer a mi suegra que me ha ayudo con temas de la construcción y a mi señora que todavía no se divorcio.