Diana Ross, batoquera de la Ciudad de Bariloche, docente, solidaria, inquieta, nos envía una nota preciosa sobre sus actividades con el Grupo Encuentro y sus recientes experiencias. Vale la pena leerlo.
Gracias Diana de todo corazón!
El taller "Cielo Abierto: Barriletes y Juegos de Viento", que coordino en Grupo Encuentro desde el año 2000, brinda un espacio más de contención y expresión para los chicos y jóvenes en situación de vulnerabilidad social que acuden a la institución.
Los objetivos planteados son:
- Introducir a niños y adolescentes de la institución al mundo de los barriletes y juegos de viento, del cual tienen poca experiencia previa. Despertar su interés y motivación.
- Estimular la creatividad y las habilidades manuales a través del trabajo artesanal de confeccionar barriletes y juegos de viento.
- Lograr la constancia en cuanto a asistencia y puntualidad.
- Estimular la confianza, la concentración y la paciencia para realizar barriletes cada vez más complejos, que requieren tiempo y dedicación.
- Promover actitudes solidarias y el trabajo grupal, crear un ambiente tranquilo y resguardado de trabajo.
- Realizar salidas a remontar, incorporar los barriletes a las actividades normales de la institución: campamentos, caminatas, etc.
- Capacitar a un grupo de jóvenes educadores como promotores de talleres de construcción de barriletes y juegos de viento.
- Multiplicar la actividad hacia otras instituciones de atención a la niñez: centros comunitarios barriales, escuelas de la ciudad, escuelas rurales de la zona, otras ONG, etc.
Resumen de la Experiencia
La experiencia de los talleres ha sido muy rica e interesante y a esta altura el taller es una actividad regular de la institución. Hemos abordado muchos modelos y observamos los efectos positivos de este trabajo a través de varios años de experiencia. No siempre ha sido fácil, por supuesto, especialmente al principio debido a la falta de medios. Fue necesario ser muy constante y adaptar el trabajo a las necesidades de jóvenes que se encuentran en situación de pobreza y riesgo social. Actualmente se está trabajando con dos grupos, niños de 7 a 13 años, y adolescentes y jóvenes mayores de 14.
La confección de barriletes se realiza durante los meses en que se puede salir a remontar. De mayo a setiembre, debido al clima riguroso de esta zona, no es posible hacerlo, y el taller brinda actividades plásticas y artísticas variadas: pintura, dibujo, artesanías, títeres, juegos y cuentos.
El taller de barriletes comienza con una charla sobre la experiencia previa de cada uno. En general se conocen los modelos más comunes: rombos ("cometa" es el nombre local) y cuadrados. Pocos chicos han fabricado barriletes anteriormente y sólo algunos han remontado, pero cuando hay experiencia previa, es importante tenerla en cuenta. La falta de medios determina que los barriletes locales se construyan con bolsas de plástico, y las varillas utilizadas suelen ser tallos de cardo seco con las espinas limadas. Observamos que el hecho de haber tenido contacto previo con los barriletes es un factor más de motivación para participar en el taller.
El taller dura generalmente dos horas. Durante el transcurso del mismo, se propone el trabajo de a dos, y los que avanzan más rápido ayudan a los que se atrasaron. Los chicos que han venido al taller regularmente - algunos vienen hace varios años - se desenvuelven con mayor independencia, saben realizar enmarcados, recortar las velas, colocar tiros, calcular el largo de las colas y demás aspectos que encierra la confección de un barrilete, y se muestran muy interesados en abordar modelos más complicados.
Al principio, la mayoría de los barriletes llevaban los colores de un equipo de fútbol, el nombre de quien lo confeccionó, o símbolos de grupos de rock, etc. A través de ejercicios y juegos de creatividad, dibujo y pintura, se ha diversificado mucho el decorado de los barriletes, con dibujos abstractos, formas geométricas, figuras humanas, collage, etc. llegando a ser trabajos realmente atractivos y originales. Hemos hecho rombos, cuadrados, hexágonos, octágonos, barriletes orientales, serpientes, pulpos, trineos, estrellas y otros modelos tanto tradicionales como modernos. En los talleres con adolescentes y jóvenes, se proponen además de los modelos mencionados, los llamados "celulares"- cajones, cajones con alas - y los rombos maniobrables.
El remonte es la otra instancia del taller. Los temas que se abordan y trabajan son: cómo remontar sólo o de a dos, cómo debe ser el lugar donde se remonta, cómo resolver problemas: cuando el barrilete hace "picadas", está inestable, o se enreda con otro. Durante el remonte se hacen observaciones sobre el viento - dirección, velocidad, ráfagas, turbulencias - y sobre el comportamiento de los barriletes, comparando el vuelo y haciendo los ajustes necesarios. Es una situación de aprendizaje intensa, los chicos participan muy activamente, y el hecho de que su barrilete vuele, es motivo de una gran satisfacción y sensación de logro. Nuestro objetivo es que todos los barriletes vuelen, evitando la frustración de un barrilete que no funciona, por lo cual los modelos abordados son comprobados cuidadosamente antes de ser enseñados.
Hemos organizado dos muestras colectivas de barriletes en el Salón de Usos Múltiples de Bariloche, en 2002: "Saben Volar" y en 2004 "Cielo Abierto". En noviembre 2005, comenzamos un proyecto grupal: un arco de eddys con veintiocho barriletes, al cual añadiremos barriletes en forma progresiva hasta tener un arco de ochenta. También fuimos invitados por la agrupación BaToCo (Buenos Aires) a participar en la confección de un mega-barrilete, enviando un paño pintado por los chicos.
Sin duda, lo más importante es el placer y la diversión que produce remontar el barrilete que uno acaba de hacer, en compañía de los demás. Los barriletes en el cielo son siempre un espectáculo muy bello. "¡Mi barrilete no quiere bajar!", "El mío voló más alto...", dicen los más chicos...