
Andrea, un batoquero por Europa, nos deleita con un relato estupendo de sus experiencias buggytera por aquellas latitudes.
Gracias Agustina y Andrea por compartir este viaje!
Para el estreno de nuestro nuevo medio de transporte y habitación, un pequeño motorhome 4x4, decidimos visitar las pistas buggyteras del Norte de Europa. Hay una serie de islas en la costas del Norte, a partir del Este de Holanda, y hasta Alemania, todas de arena, cercanas frente a una costa baja en donde el terreno está debajo del nivel del mar (de aquí el nombre de Países Bajos) y es defendido del ingreso de las mareas por diques construidos por el hombre, de hasta 25-30 metros de alto y kilómetros de largo. Más al Norte, ya en Dinamarca también el paisaje es similar, con algunas islas bajas y enteramente de arena.
Sabíamos los nombres de algunos lugares para andar en buggy de las navegadas por Internet y, cargados los buggys, las bicis y todos los bártulos, nos aventuramos a la búsqueda del Santo Grial del buggy.
Después de una visita turística a Amsterdam y de una pasada por Den Haag, al negocio de Vlieger Op a buscar una rueda de mi carro (olvidada en la Argentina...), nuestra primera meta fue Terschelling.
TERSCHELLING (NL):

Una pequeña isla en el Norte de Holanda, es famosa por varios campeonatos de carros a vela (land yachts) y, creo, alguna que otra competencia de buggy.
Durante el camino, en las varias paradas la información era contrastante, algunos nos decían que en Terschelling no se llega con vehículos y otros que sí.
Sería un desastre si, después de más de 1200 km, no nos dejaran ir a la isla con nuestra "casita" a cuestas. Pero, por suerte, al llegar al puerto de Harlingen, pudimos comprobar que se puede cruzar con el vehículo.
El primer objetivo era encontrar el Terschelling Land Yacht Club, para tener una idea de cómo son las reglas y "trucos" locales. La oficina del turismo local nos indicó el pueblito y, en West aan Zee, al fondo de un enorme estacionamiento vimos donde están guardados los carros a vela: un área abierta que nosotros también utilizamos para dejar los buggys cuando íbamos a recorrer. La playa está detrás de médanos de unos 15 metros de alto. En el verano está prohibido bajar a la playa con vehículos, pero desde Noviembre a Abril se puede, después de haber pagado por un permiso en la comuna local. La playa tiene 29 kilómetros, y el tránsito de los vehículos a viento está restringido entre los km 3 y 8 durante el verano. Un piloto de carros a vela de buena onda nos contó que en el afuera de temporada se roda a lo largo de toda la isla, pero también hemos escuchado otros decir que aparentemente había unos roces con los buggies, porque los pilotos de carros no querían que pudieran aprovechar los kilómetros reservados en el verano. Yo vi un cartel en una de las entradas de la playa que decía algo sobre la necesidad de tener registro para andar en carros y buggys (especificado); estaba en holandés... pero también nos confirmaron eso!
La playa se pone rodable sólo con bajamar; con la alta el agua llega hasta cerca de los médanos, donde la arena es floja y la vegetación impide recorrerlos.
La suerte no nos ayudó con un poco de lluvias y mareas bajas antes de que salga el sol y al atardecer; cuando dieron las condiciones, tres días de los cinco de nuestra permanencia allí, pudimos disfrutar ampliamente de la arena dura y lisa. La playa no se hace muy ancha, unos 200 metros máximo, y quedan algunos pozos con agua haciendo difícil lanzarse a toda velocidad sin preocuparse adonde se va a caer. Sin embargo, una vez reconocido el terreno se roda muy bien en un paisaje hermoso, en verdad, desde el buggy es sólo la arena un poco más blanca que hace la diferencia con nuestras costas atlánticas!
No vimos ni un buggy en todo el tiempo que estuvimos, mientras había unos carros a vela cada tanto, pero como el viento nunca superó 25/30 km/h, todos los pilotos se quedaban al pub de la playa a mirarnos pasar a 50/60 km para arriba y para abajo... Yo siempre anduve con mis Jojos RS 3.5 y 5.0
Cuando ya la baja estaba por la 7 de la mañana decidimos aprovecharla, despertándonos a las 5 para estar en la pista bien temprano, pero la lluvia nos obligó a cambiar de plan y, enojados contra los elementos contrarios, desarmamos los carros bajo el agua y nos dirigimos a la próxima etapa: la isla de Borkum en Alemania.
BORKUM (D):

Un holandés conocido en Fano el año pasado me había dicho que Borkum, una isla ya en territorio alemán, era un lugar excelente, pero que había que caminar mucho para llegar a la pista. La isla es más chica que Terschelling y el acceso a la playa es imposible para los vehículos; las pocas rutas llegan a no menos de un kilómetro de los médanos detrás de la playa.
Acá también hay un área bien delimitada, de aproximadamente un kilómetro y medio por dos, en la cual está permitido andar con lo buggies. Está al lado de la playa poblada de características "casitas" contra el viento y el "frío" del verano alemán; hay que dejar el auto en uno de los dos estacionamientos del pueblo y arrastrar el equipo. Acá es la punta Noroeste de la isla y hay un extenso triángulo, de unos 3-4 km cada lado, que en parte no es frecuentemente tapado por las mareas. Nos habían indicado la zona y juntando la info de que había que caminar un montón, nos dirigimos hacia la orilla de la playa que ni se veía... una caminata de un par de km en arena muy mojada y floja. Y con perspectiva de hacer poco, dado que el viento ni era brisa! Después de una sudada infernal y una breve rodada (200 metros?!?!) hacia el agua con la poca brisa a favor, descubrimos que el acceso a la orilla es restringido por postes y sólo se puede andar caminando !! Nos tocó caminar todo de vuelta tirando de nuevo los buggies, hasta encontrarnos con un chico local arrastrando un infernal buggy de dos plazas.
Fue él quien nos explicó que la pequeña pista está allí, cerca de la costanera ¡! Todo lo que se debía caminar era desde al estacionamiento a la playa! Aquí la arena era más durita pero también flojas en partes; y bien en el medio del pasaje de las familias, los perros, las nonas y varios otros bártulos. También nos explicó que las lluvias de los últimos días y una tormenta habían mojado el terreno que normalmente estaba en condiciones mucho mejores; ellos rodan principalmente en el invierno, cuando el frío tiene todos lejos de la playa y se puede andar más allá de los límites del área reservada.
El buggy biplaza es un prototipo fabricado por Libre para intentar record de velocidad, pesará unos 60/70 kg y el chico con una vela Libre Vampire Race Pro de 13 metros y pasajera alemana culona no lo pudo mover que por un centenar de metros... es cierto, no había viento, mi 5.0 me pudo pasear despacito por una media hora, justo para poder afirmar que he rodado en Borkum, pero la falta de viento, y más lluvia que se acercaba, nos convenció a movernos rumbo a Fanø en Dinamarca, excelente pista ya conocida. Acá debe ser muy bueno en primavera y otoño, pero ahora no es lugar para divertirse mucho.
FANØ (DK):

Ya conocíamos Fanø desde el festival de Junio 2005. La playa, que se extiende por unos 15 km a lo largo de toda la isla, casi en dirección Sur-Norte, es muy dura y el tránsito de los autos es libre por unos 10 km. Carteles bien claros indican que está prohibido estacionar en la playa con motorhomes, caravan etc. desde las 21 a las 7 de la mañana, y de acampar ni hablar.
Otros carteles indican la "Buggy og Windsurfing Omrade" a tres km hacia el Sur; otra vez, una zona delimitada claramente, aquí de unos 5 km por el ancho de toda la playa. Por todos lado los barriletes de una, dos y cuatro líneas, de todos tamaños y colores dominan la visual del cielo, en toda la extensión de la playa. Casi de cada grupito de gente se sale alguna línea con algo colgando en el viento. Hasta hay algún buggy andando bien lejos de la zona permitida.
La bajamar expone unos bancos de arena excelentes, duros y lisos, pero por suerte acá no hace falta la baja para andar: cerca de los médanos y cerca del agua hay dos "rutas" de una consistencia increíble, que permiten alcanzar velocidades excelentes, aún con los vientos de nos más de 20/30 km/h que nos siguen presentándose (no, no me estoy quejando, estuvieron perfectos para andar de turistas explorando los lugares!). En el tramo reservado hay que tener cuidado porque siempre hay en el aire entre 15 y 20 velas andando, algunos expertos, y otros más peligrosos... además los autos siguen pasando, no molestan mucho porque son disciplinados, andan despacio y respetan los vehículos a viento, pero siempre hay que estar bien alerta. Por suerte la mayoría de los pilotos se queda en un radio bastante limitado desde su auto y alejándose un poco ya se tiene la playa casi para uno solo. Además, como los nórdicos cenan a partir de las 6.00 de la tarde (!!!) y acá en verano hay luz hasta las 9-10.00, al atardecer se puede recorrer la isla hasta el extremo Sur, con unas luces y colores fantásticos, sin encontrar casi a nadie. Es un verdadero paraíso de los buggies y debe ser por eso que no vimos muchos hasta ahora en los otros lugares!
En las calles, en los campings, en el estacionamiento del supermercado, siempre hay algún auto con uno o dos buggys cargados; muchos son Libre, por lo menos la mitad de la gente usa ruedas gordas, que amortiguan muy bien las irregularidades del terreno y se bancan mejor los pesos de los pilotos nórdicos en condiciones de arena floja. También hay muchos caseros y otros con ruedas finitas. Se ven muchas velas Libre, PKD, Firebee, Blade y todo un abanico de la producción de los últimos 10 años, incluyendo Skytigers, Quadrifoils de todas las generaciones, y muchos Nasas. Pero en todo el tiempo sólo vi una pizza voladora...
Nos quedamos una semana, y no faltamos rodar ni un día, los vientos se mantuvieron siempre constantes en su intensidad y la dirección siempre del mar con ángulos de 30º a 45º, algún día de Norte, otros de Sur, que nos permitía rodar a gran velocidad por un lado y volver en ceñida por el otro.
RØMØ (DK):

La info sobre Rømø recogida entre los buggiteros conocidos en Fano nos dio ganas de conocerlo; sólo está a una hora de Fano y hacia el Sur, dirección que deberíamos de todos modos tomar para emprender la vuelta a casa. Romo probablemente ha sido una isla en el pasado, pero ahora es conectado a la tierra por un dique de 10 km: a la buena hora! Con todo lo que hemos pagado de ferrys hasta ahora me podría casi comprar un buggy nuevo!
Acá la playa de la costa Oeste, expuesta al océano, llega a tener hasta dos km de ancho y es larga más de 15; se puede recorrer en auto por todas las direcciones, en el medio hay unas "cadenas" de médanos, depresiones en donde queda agua formando laguitos después de lluvias y hasta zonas con un poco de pastos que sobresalen de la arena.
Desde el pueblo principal, al medio de la "isla", los carteles indican que la zona para los buggys está a 6 km hacia el Sur y acá no sólo hay zona delimitada para los vehículo eólicos, si no que hay dos áreas específicamente separadas para buggys y para carros a vela. Hay un gran número de buggys armados con mástil y velita de windsurf; son de particulares, pero hay muchos para alquilar. Están buenos, sin modificar el buggy, con tres palos, se transforma en poco minutos de una a otra configuración.
El viento estaba medio flojo, pero suficiente para divertirse con el 5.0; el terreno, hiper amplio, estaba un poco pesado debido a las lluvias de los días pasados y en algunas partes hasta flojo, pero no habían más de 6 u 7 buggys andando y estuvo lindo.
El día siguiente, al bajar a la playa, nos encontramos con un gran despliegue de banderas buggys y velas en el medio de la pista; es una escuela auspiciada por Libre que queda allí todo el verano y es centro de prueba de productos Libre. No me parecía verdad ¡! Estaban todos los modelos de buggy fabricados por ellos con todos tipos de ruedas, suspensiones y el nuevo Dragster, un carro largo y pesado, con tres Big Foot y asiento muy profundo y bien pegado al suelo. Y todas las nuevas velas, también a disposición para ser testeadas. Lo único que faltaba era el viento! No obstante la espera de unas horas, no hubo forma de levantar nada y por ese día nos dedicamos a andar en bici.
Al día siguiente debíamos emprender el camino de vuelta rumbo a Italia, a la noche rezaba para que hubiese aunque sea sólo una brisa para poder aprovechar los equipos Libre en prueba. Y así fue: unos débiles 15 kmh me permitieron disfrutar de una Vampir Race de 8.8 metros y de una larga vuelta con el Dragster. La verdad que cada vez que pruebo esos "monstruos" pesados y con zapatones, me queda la gana de transformar mi buggy. Estos carros pesados (algunos llegan a 50 kg con pesas adicionadas) y las ruedas gordas, permiten andar con mucha más vela de la que estamos acostumbrados nosotros.
La rodada en el Dragster fue la justa conclusión a un excelente raid buggitero: las primeras gotas de lluvia ya estaban cayendo cuando lo devolvía y en pocos minutos pudimos comprobar el gran problema de Romo, que muchos nos habían contado: cuando llueve, la arena no absorbe el agua y se queda todo mojado por días. El terreno sigue bastante firme y hasta los autos no se encajan, pero es como andar en la superficie de un lago. Bah, fue bueno verlo y saber. De todos modos si eso pasa, siempre hay Fanø a una hora de auto: allá la pista no falla nunca, y el viento casi tampoco ¡!
El total recorrido en buggy, marcado por mi velocímetro, ha sido 520 km! Nada mal, por haber encontrado lluvias y a veces poco viento. Fue una experiencia muy linda y vimos lugares hermosos, pero como buenos latinos ;-) nos pareció que hubiesen demasiadas reglas... rodar en una zona delimitada, aunque pudiendo salir sin consecuencias, los horarios de permanencia en playa y tanto orden, nos hicieron extrañar las playas argentinas, salvajes de verdad, sin supermercados, ni turistas. Y es cierto también que en Europa no existen las distancias que tenemos allá. Todos se quedaban sin palabras al escuchar de la Travesía de Viedma, los médanos de Claromecó y Gesell o nuestro viaje en buggy acampando en Ilha Comprida en Brasil.
Andrea Della Bianca
Caperucita Rota Productions ©