
En la noche del viernes BaToCo se reunió frente al rió como lo hace cada domingo, solo que esta vez el paisaje que teníamos ante nuestros ojos era algo oscuro por la hora elegida para la reunión.
Extrañamente el Paseo de la Costa no presentaba la misma inmensidad de lo habitual y todo se reducía a un pequeño espacio donde los integrantes del grupo iluminaban el lugar cercano, allí el uno junto al otro, gracias a algún recuerdito del "Once" que todos traían pegado a su cuerpo. Prendedores de todos los tamaños y colores iluminaban en forma intermitente, gorros con lucecitas que se pegaban con una cinta adhesiva, redondas luces que se pegaban a la ropa, semigorros que como el buscador de minas se ajustaba a la cabeza y variadas linternas pululaban como única iluminación en un pequeños sector del lugar habitual donde el sol, siempre presente, era el gran ausente de la jornada.
Juntos y alrededor de unas mesas y sillas intentando ver mas allá de sus narices festejaban la amistad, festejaban el año, festejaban la existencia de BaToCo, cual viva la Patria!
La reunión fue bastante numerosa y los niños también compartieron en cochecitos buena parte de la jornada, el viento se sentía, tal vez por el frío, y muchos fueron sorprendidos sin suficiente abrigo por lo que con amigos y todo marcharon a sus hogares después del brindis.
Entre champaña, sidra, coca y sándwich la nota dulce la aportó Betty que convidó una exquisita torta de dulce de leche gracias a que Roberto no se la comió a la tarde en su casa.
Muchos intentaron volar sus barriletes con luces y todo, otros con caras de niños eran testigos de la jornada mirado lo imponente del vuelo de un rokaku con luces, la impetuosidad de un sled iluminado, un cody que se sostenía bajo un cielo arrachado de "tres manos" y varios comandados iluminados volaban a la par mientras un revolution tiraba luces encendidas desde el cielo cual estrella perdida.
Las situaciones destacadas, muchas, todas de diversión y de sensaciones raras por estar a media luz y solo vernos las caras en las cámaras de fotos, verdaderos testigos de la algarabía, que con su tecnología apuntaban a la nada y rescataban caritas, risas y festejos. Todos recordaran la manito iluminada de Lucas, las luces que llevó Damián en la cabeza, el bello rokaku que iluminó Alberto, los gorritos de papa Noel que llevo Cecilia y que Roberto no se saco hasta que se fue… ¿Se lo sacó?
El frío se empeñaba en hacernos amigos y nos abrazábamos por nada, para la foto, para el brindis o para festejar el termino de algún trabajo, o la finalización de un año de mucho estudio, lo cierto es que el viento nos unió un poco mas esta vez.
Gracias a la tecnología Gustavo desde Mar del Plata nos llamó para consagrar la cena navideña y desearnos muy Felices Fiestas.
La "Barrileteada Nocturna" se presenta como alternativa a los días de mucho calor que se avecinan, seguramente esta no fue del todo como se la imaginara Andrea, precursor de varias ideas del grupo, tal vez no se la imaginó tan fresca, ni con tanto viento, tampoco imaginó lo que significaría para BaToCo que lo vivió con gran algarabía, cual chiche nuevo, despertando un entusiasmo pocas veces recordado pero documentado en una foto grupal en la que todos saltaban al grito de BaToCo, BaToCo!
Alejandra Val