
La reciente Fiesta del Viento nos deparó gratas sorpresas. Entre ellas, la visita del Hermano Marino: barrilete en una mano, un par de libros en la otra, y una sonrisa enorme y amable.
Lo conocí hace años en una de las barrileteadas, fue cuando concientizamos sobre la donación de órganos y se creó la lista única de donantes de médula ósea. BaToCo ya estaba y muchos la recordarán.
Marino Francioni es Salesiano de 85 años y 68 de religioso, fue Docente en Fortín Mercedes (Cefererino Namuncurá), pasando por las casas de Stefenelli, Bariloche, la Misión salesiana de Río Grande, Pico Truncado, Puerto San Julián, Río Gallegos, Puerto Deseado... El Maestro Francioni, así lo llaman en todas partes, es un experto coleccionista de rastros de las culturas indígenas de memoria prodigiosa referente de historia patagónica.
Basta que encontrara en un patio un grupo de niños para que vuelen barrilletes que el mismo diseñaba y les enseñaba a armar. Publicó un libro "Los barriletes y su construcción en 80 formas diversas". "Todos fueron hechos por mi y funcionan muy bien" dice Marino.
En la actualidad sigue trabajando en Buenos Aires, al cuidado del Archivo Salesiano, uno de los más importantes del mundo por la rica documentación, que ofrece a investigadores e historiadores.
En las barrileteadas lo he visto con sus avioncitos que unidos a un cordel vuelan en círculo alrededor de él y un remolino alegre de chicos mira el cielo y los hace saltar de alegría. La imagen que me queda es la de los niños elevando las manos al firmamento, tratando de tocarlos, ese es un mérito importante para los que formamos BaToCo... eso de hacer mirar la mejor pantalla que ningún cine, televisor o computadora nos puede dar.
En síntesis creo valioso eso de mirar el cielo y en el caso de este cura hacerles con sus invenciones aladas y flotantes cosquillas... a los pies de Dios.
Ruben Omar Sosa
Si deseas consultar el libro que nos obsequiara Marino, se encuentra disponible en la biblioteca de BaToCo.