
La Escuela Hogar Rural Nº 1 de Los Antiguos, sufrió un incendio en el cual perdió todo su edificio y sus libros.
Mediante el Proyecto Fénix se realizó una acción solidaria para rearmar la biblioteca. El Dr. Rubén Sosa lideró este proyecto, mediante el cual, gracias a donaciones anónimas, se lograron alrededor de 15.000 volúmenes y se concretó el traslado de los mismos a ésta localidad.
Unos cuantos integrantes de BaToCo tuvimos la oportunidad de colaborar en esta acción. Y personalmente fui afortunado al viajar a Los Antiguos!
Nuestro periplo se inició en Comodoro Rivadavia, donde Polo Madueño nos recibió con especial cordialidad y gentileza. Nos dedicó su tiempo: para agradarnos y mostrarnos su ciudad, contarnos sus historias, compartir una comida, y entre palabra y palabra, afianzar una relación de afectos y confianza. Polo, gracias de todo corazón!
Los Antiguos es una localidad hermosa, emplazada sobre el enorme Lago Buenos Aires y escoltada por la meseta patagónica y estribaciones andinas. Es un oasis de chacras dedicadas al cultivo de frutas finas: cerezos, frutillas, frambuesas; toda la ciudad se encuentra protegida por álamos y embellecida con una gran variedad de rosales en todas su calles y jardines.
Allí nos encontramos con los integrantes de la comunidad educativa de la Escuela Hogar y aquí francamente tengo problemas: cómo agradecerles a todos y cada uno la calidez, hospitalidad, afecto que nos brindaron. Manos que prepararon nuestras comidas, personas que cedieron sus hogares para que sea el nuestro, docentes que dedicaron su tiempo a coordinar nuestras actividades. Cómo agradecerles a los niños y adolescentes su alegría; a todos aquellos que con su trabajo diario reafirman y concretan la voluntad de superarnos mediante la educación y el conocimiento; a todas las familias que compartieron la esperanza mediante un barrilete volando en su escuela; a todos quienes nos dieron la oportunidad de ser mejores personas, mediante el trabajo, el esfuerzo, la diversión y la alegría.
A continuación transcribimos una carta que nos hiciera llegar Claudia, una de las docentes, que sintetiza lo realizado durante estos días. Y galerías de imágenes con distintos momentos de nuestra visita.
Finalmente, mi agradecimiento a Rubén quien me permitió ser partícipe de esta hermosa aventura.
Gustavo.
En Semana Santa, al final de la utopía... Tan cerca de la cruz del Sur.
Es domingo y estamos disfrutando de un asado, nos reunimos con la excusa de que llegó Rubén, Karina y Gustavo. De pronto en el celular un mensaje que se multiplica por todos los teléfonos de los otros maestros y padres de la escuela ¡LLEGARON LOS LIBROS!
Y la impaciencia por bajar las cajas ganó la batalla, entonces nos reunimos a la tarde y bajamos la mitad de las cajas, y a pesar que nos daba ganas de seguir, dejamos un poquito para el otro día, para que los demás también pudieran disfrutar de esa sensación inexplicable, mezcla de alegría, asombro, emoción… de sentir que la biblioteca estaba tomando forma.
El lunes llegó y también las presentaciones. Y después ahí cerquita nomás, cumplimos el último paso del largo viaje que habían hecho los libros. Todos participaron bajando las pesadas cajas, que traían nuestro valioso cargamento.
Pero lo más espectacular no fueron las risas y chistes al bajarlo, lo impresionante, lo indescriptible fueron las caras de entusiasmo de los chicos y los grandes cuando abrieron las cajas… y se organizaron para hacer una primera clasificación, y se sentaron a leerlos y cada uno encontró su libro. El que estaba cerca de sus intereses, el que le recordaba a su mamá, el que leyó cuando estaba en la escuela, el que tanto había buscado y justo estaba en esa caja que abrió. Vuelvo a decir, inexplicable...
Todo el día estuvimos haciendo ese trabajo, bueno trabajo es una forma de decir, porque realmente fue una hermosa tarea.
El martes, nos dedicamos a hacer barriletes con los chicos, porque queríamos coronar esta utopía con una barrileteada en el lugar donde hace siete meses atrás teníamos el edificio de la escuela, y digo edificio porque la escuela sigue estando. En cada uno de nosotros que añoramos ese espacio y contamos los días para poder tenerlo nuevamente. En cada chico que pasa por el predio y hace el duelo jugando en los escombros.
Entre el martes y miércoles armamos 200 barriletes, para los chicos de nuestra escuela y también para los que quisieron participar en un taller que organizamos en la casa de la cultura.
El miércoles a las cuatro de la tarde el edificio de la escuela resplandecía en cada uno de los cientos de barriletes amarillos, decorados en infinitos colores por los chicos. Entonces todos fuimos a remontar barriletes al predio de la escuela. Y para los que llegamos últimos, el paisaje que vimos fue emocionante, el amarillo de los barriletes en contraste con el cielo azul era sobrecogedor. Y creo que muchos, como yo, sentimos en ese momento que nada es imposible...
Es mágico volar, como remontar un barrilete.
Es mágico leer, porque te permite volar.
Es mágico estar acá.
Claudia Haure
Enlaces relacionados:
Acción Solidaria
Proyecto Fénix
Diario Clarín 29-Marzo-2008
Galería de Fotos