Claris es un batoquero de la primera ola y constituye para el grupo algo así como el depositario de su historia, aquel integrante en el que se sostuvo el grupo en momentos difíciles.
Claris con su personalidad sin par y su carácter intransigente pudo proyectar en el grupo lo que venía construyendo en la vida. Un señor a quien le gusta los trabajos manuales y ha sabido dedicarse con profesionalismo a muchas de esas actividades, dándoles realismo a sus obras e investigando sobre sus orígenes y en su historia.
Entrevistamos a Claris poco después de las repercusiones que tuviera su participación en la 1ª Exposición de Barriletes que BaToCo realizara este año. Su paso por la muestra provocó elogios y admiraciones sobre su obra y quisimos interiorizarnos sobre el cómo y el por qué de sus trabajos.
En su casa nos contó que de chico quería ser escultor y seguir bellas artes pero su padre se opuso alegando que, en la familia, ya había "demasiados bohemios" dedicados al arte. Dicho parámetro lo llevó a formarse como cirujano plástico y consolidar su deseo allí donde el arte se refleja en la vida de las personas.
Con su exquisita barba y su aire bohemio, dedicado a lo micro y no a lo macro e interesado por lo de aquí y ahora nos recibió en su taller y nos mostró el lugar donde trabaja en estas miniaturas. Entre su colección de reliquias no pudimos pasar por alto un barrilete de 4 milímetros que además volaba.
¿Cómo llegaste a especializarte en la construcción de barriletes minis?
Hay algo que debo explicar de mi personalidad, es que a mí no me gusta copiar, me satisface crear. Es un tema con el que insisto a todos los batoqueros permanentemente, tenemos que estimular y premiar la creatividad, porque creo que la creatividad es la misión principal y principal meta que justifica la presencia del hombre. Nuestras creaciones, son la fundamental herencia que dejamos más allá de nuestro transcurso terrenal. Me gusta el diseño en sí. Hace muchos años había practicado aeromodelismo, fundamental escuela que también me resultó apasionante, luego con la apertura a Internet se nos abrió a todos los barrileteros un mundo fabuloso. Muy pronto comencé a crear mis propios diseños en barriletes. Más tarde, comencé a dedicarme a los barriletes minis. Los descubrí mientras buscaba barriletes de construcción sencilla para chicos.
Por ejemplo, "La bruja" es un barrilete realizado por mí que tiene las dimensiones de una persona de tamaño normal con su capa. Siendo obsesivo en los detalles, calculé su estructura para representar la figura humana sin dejar de lado el fundamental concepto aeronáutico que es fabricar cosas destinadas a volar, livianas, cuanto más livianas mejor. Además siempre que comencé un hobby, me preocupó realizar la correspondiente investigación histórica y así investigué sobre los barriletes chinos y japoneses.
De allí surgieron el Abu Daku Coshi del gran maestro Masaaki Satoh, una tradicional y hermosa cometa japonesa que representa a un tábano. Pronto, la realicé en tamaño más pequeño, el original medía 70 cm. entonces la construí en 15 cm. con todos sus detalles.
Un día mi amigo Andreas Agren me obsequió la libélula del maestro chino Li Ruo Xing y me apasionó contemplar su perfección. Andreas, además, fue el encargado de relacionarme con el gran maestro barriletero japonés Hiko Yoshizumi de quien recibí unas maravillosas varillitas de bambú y hojas de papel washi finísimas. Estudié como lograr esas varillas tan delgadas y comencé mi práctica de corte de bambú logrando hoy día secciones de menos de 0,1 mm. En ese momento quería hacer un insecto autóctono pero al estilo de la escuela japonesa, así fue que me puse a construir con esta técnica la vaquita de San Antonio, la de la suerte. Después me introduje con los barriletes de los chinos, tridimensionales y muy figurativos e hice la gaviota de nuestras playas, inspirada en la gaviota de Li Ruo Xing. Pasé entonces del papel a la seda.
¿Pudo darte tu profesión un elemento adicional para que te especialices en la construcción de estos barriletes tan pequeños?
Creo que fue un reto hacerlos cada vez más chiquitos y el manejo de mis manos, afortunadamente, continúa respondiendo a lo que quiero crear. Otro elemento que creo que me ayudó, pudo haber sido mi nexo con el instrumental delicado. Siempre me apasionaron las herramientas, que me han permitido hacer de todo un poco. Lo que realmente me incentivó fue que nadie hacia aquí, mini barriletes y me sedujo reproducir los autóctonos, los criollos que conocía desde mi infancia.
¿Qué consejo le darías a quienes quieren comenzar esta especialización?
Se trata de estudiar e intentar imitar en un comienzo para dominar las técnicas tradicionales e ir logrando que sean cada vez más pequeños y más livianos. Al principio me costaba cortar el bambú y con el tiempo me fui dando cuenta que no se necesita un elemento de corte sino una delicada cuña que separara las fibras, respetándolas. La técnica se va alcanzando con la práctica y la obsesión, por construir mini barriletes cada vez más livianos.
¿Cómo planeas la realización de un mini barrilete determinado?
Cuando quiero hacer un barrilete primero los diseño y construyo en papel común, generalmente sin varillas, para ver sus características de vuelo. Cuando me conforman los realizo con bambú o fibras de boro, según sus características, terminándolos con papel washi de la mejor calidad que puedo conseguir.
¿Cómo se vuelan estos barriletes?
Para volar los mini barriletes se utilizan bridas de hilo muy delgado y liviano, atadas al extremo de una varita de unos sesenta centímetros. Esto nos permite no crear turbulencias en el aire en el trayecto del mini barrilete. Otra forma que me permite observarlos mejor es con un aparato a motor, que hace girar esa varilla a la velocidad apropiada, remolcando el barrilete. Construí dos aparatos de este tipo que me resultan muy útiles en la práctica.
A veces probás el vuelo del barrilete y todo es perfecto. Al intentarlo nuevamente al día siguiente, te desilusionas con el nuevo intento y falla, repites toda la maniobra y no va… y siendo tan sensibles, te percatas que la humedad le cambió el peso y le modificó por esa causa el vuelo, o tal vez se ensució o sin querer lo has engrasado con tus dedos. Generalmente hoy día ya los manipulo con pinzas de bambú que he confeccionado.
Es fundamental también el hilo que se utilice para las bridas. Desde un principio busque el hilo mas fino, recurrí a los hilos de sutura que se emplean en oftalmología, pero el problema es su alto costo. Un día conseguí separar las hebras de un trozo de tela de ripstop, separando luego los filamentos y también he utilizado hilos destejidos de medias de mujer de nylon, pero esto es muy engorroso por el tipo de tejido empleado.
¿Cómo son las competencias que involucran a este tipo de barriletes?
En las competencias de estos barriletes se hacen demostraciones, se vuelan los barriletes y hay jurados que dictaminan sobre belleza, originalidad, tamaño etc., obteniéndose un determinado puntaje.
No se si ya estoy en condiciones de competir con esta gente que presenta maravillas, pero si, estoy conforme de haber logrado algunos diseños que no he encontrado en las muestras que se exhiben en Internet.
¿Quienes se destacan en el mundo en esta actividad?
Son muchos los grandes maestros en este tema, los norteamericanos Charlie Sotich y Glenn Davison son personas muy destacadas y de importante trayectoria en el tema. Personalmente, me apasionan los barriletes orientales tan bellos y tan complejos.
¿Qué te gustaría hacer dentro de esta especialización?
Lo que me gustaría es participar personalmente en algún evento en el que se muestren estos barriletes pues tengo mucho aun para aprender. Existen múltiples asociaciones en los distintos países que practican y difunden esta modalidad. Es fácil encontrar en la Web innumerable cantidad de links relacionados al tema. Una de ellas es IFOSK (International Friends of Small Kites). Me daría gran placer que esta actividad también la realicen más miembros de BaToCo, para ello, estoy dispuesto a compartir la poca experiencia que he logrado en el tema. Si bien creo que este es un trabajo solitario ya que uno debe estar tranquilo y cómodo para realizarlo, lo definiría como llegar a un estado ZEN en el que se ingresa al relacionarse con materiales simples como los que se utilizan para su construcción.
Con los primeros barriletes que construí, la ansiedad por terminarlos, me dominaba, hoy día con la práctica adquirida, los comienzo a gozar desde que vuelan en mi mente. Recuerdo que a los primeros les ataba las cañas y las pegaba, son históricos, en realidad me he perfeccionado y fui buscando las mejores posibilidades para el barrilete, fui buscando la forma de construcción cada vez más liviana y creo haberlo logrado al reconocer las capacidades de los materiales y al simplificar la técnica.
Con este objetivo de lograr alivianar el peso del barrilete te salís de lo convencional, de las formas conocidas.
Como en todo, con la práctica vas encontrando nuevas formas y vas obteniendo cada vez más ventajas. Una de estas ventajas es que al trabajar en esta pequeña escala puedes estudiar, con muy bajos costos tus proyectos futuros. Mi amigo Nelson Borelli me obsequió dos barriletes asimétricos que probablemente sean de la autoría de Hiko Yoshizumi que no me canso de admirar. El nuevo reto que he emprendido, son los minis asimétricos.
Alejandra Val
Buenos Aires, junio de 2008