El fin de semana del 1 y 2 de noviembre nos juntamos algunos batocos en la playa de San Clemente en la Desorganizada del año 2008. Fuimos algunos, pero volamos mucho, disfrutamos de una temperatura ideal, un sol sin una sola nube y mucho, pero mucho viento. El Sábado soplaba desde el norte, paralelo a la playa, levantamos todo.
El domingo desde el mar, limpito, limpito, muy fuerte a la mañana y bajando un poco a la tarde, los pulpos, los supersled, tres trenes de rombos y muchos otros. Las chicas (Silvina, Claudia, Marcela, Pampita y Florcita (la novia de Juan) tomando mucho sol, los pilotos gozando del viento, los niños jugando "dale que estamos perdidos en el desierto", con muchas rodadas por los médanos, muchas excursiones por los tamarindos, las niñitas jugando con sus muñecos que comieron mucha arena (los muñecos y las niñitas).
El sábado por la tardecita/noche refrescó bastante lo que nos permitió prepararnos para una humilde comilona en el Puerto. Unas lisas muy grandes, por supuesto con "salsa Mugú" , precedida de rabas y mejillones, con un Merlot y varias cervezas Premium, que nos llevó a dormir como santos, para el super domingo.
Los paseantes que se acercaba a admirar nuestras maravillosas obras no entendían que no eran chinos y que no se vendían, llegaron a sacar de las casillas al bueno de Pablo que casi se levanta de su reposera para explicar "que parte de no se vende no entiende, señora". Los pedidos giraban entre comprarle un pulpo de 10 metros a la nena o los cometas que giran para el nene. ¿Y por que no los venden?
Gustavo Cardelli paseó a gran velocidad con su Kite Buggy por la parte mojada y luego enredó el tren de rombos de Alberto (el que lo cuenta primero gana!), Hicimos unos intentos de team de rombos con el agregado del Demian y nos reímos como locos.
Una destacada actuación del perro come barriletes, amigo de Rodrigo (ausente por nacimiento). El plástico y la tafeta no le gustan, pero el ripstop violeta de un hermoso C-Quad de Pablo eso si es muy sabroso. Ni contar como corría los trenes de rombos, salvados de los dientes del perro come barriletes y de una columna de alumbrado de la playa, la única y allí justo uno de los expertos logra enganchar su tren y luego de tirones y lágrimas, zafó todo: una más de lo bien que la pasamos. De Mar del Plata, aparte de los Cardelli, contamos con la presencia de la familia Holgado. Los que estuvimos la pasamos de primera, y luego de esa breve crónica, los que no pudieron venir, hasta el año que viene, siempre hay revancha.
Alberto Barrero