¿Quién dijo que todo está perdido?
Yo vengo a ofrecer mi corazón…
Una sucesión de imágenes acompaña mi recuerdo de una jornada difícil, construyendo barriletes con muchos niños de barrios carenciados de la ciudad, en situación de alto riesgo social. En todas son constantes las sonrisas, la dedicación, el interés, la ilusión de volar.
Sonrisas y miradas esperanzadas, aun pícaras, ganas de crear, de construir, de volar. Los chicos en busca de... ¿qué? lo mismo que todos buscamos: ese instante de juego o de magia que ayude a sobrellevarlo todo.
El juego y la risa son por suerte el mejor escudo que defiende a los chicos de los arduos días de una infancia no siempre feliz, no siempre placentera, con pocos tiempos para la alegría donde no siempre hay alguien, cerca o lejos…
Los espacios de juego, de vínculo con la naturaleza, de expresión creativa no son muchos, ni sus condiciones ideales. Convocados por Creactivar Redes Comunitarias, Gustavo, Héctor y yo representamos a BaToCo en el Centro Cultural Fortunano Lacámera en el que se realizó una jornada de juegos y barriletes.
A pesar de todas las dificultades, muchos papás y mamás hicieron el esfuerzo de acompañar a sus hijos en la experiencia. Compartimos momentos de alegría que seguramente serán atesorados por todos los protagonistas.
Lic. María Elena García Autino
¿Quién dijo que todo está perdido?
Yo vengo a ofrecer mi corazón.
Tanta sangre que se llevó el río,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
No será tan fácil, ya sé que pasa.
No será tan simple como pensaba.
Como abrir el pecho y sacar el alma,
una cuchillada de amor.
Luna de los pobres, siempre abierta,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
Como un documento inalterable,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
Y uniré las puntas de un mismo lazo,
y me iré tranquilo, me iré despacio,
y te daré todo y me darás algo,
algo que me alivie un poco nomás.
Cuando no haya nadie cerca o lejos,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
Cuando los satélites no alcancen,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
Hablo de países y de esperanza,
hablo por la vida, hablo por la nada,
hablo por cambiar esta, nuestra casa,
de cambiarla por cambiar nomás.
¿Quién dijo que todo está perdido?
Yo vengo a ofrecer mi corazón.Fito Paéz